Escuela de equitación, escuela de vida.

Los caballos pasan por la vida de cada uno de nosotros de mil maneras diferentes. Desde los protagonistas de nuestros sueños hasta nuestro estilo de vida, pasando por el recuerdo de la magia de un encuentro con ellos, por la vibración de un relincho en nuestra alma. Puede que desde bien pequeños nuestras vidas hayan estado ligadas a las suyas o, que por el contrario, la afición de vuestro hijo os haya descubierto también para vosotros la maravilla de este animal. Lo que está claro es que nadie es indiferente hacia ellos.

Nos sorprende su belleza, nos encanta su carácter salvaje, y nos hipnotizan con su profunda mirada que parece mirarnos desde las profundidades de un sueño. A los más sensibles los atrapa rápido y los que menos, se dejan conjurar cuanto más les conocen por las sensaciones que despiertan en ellos.

Supongo que algunos nos emocionamos al ver la relación de algunas personas especiales con los caballos, y quisimos eso para nosotros. Quisimos aprender a escuchar a los caballos, a comprenderlos, y que nos dejasen entrar en su mundo, para no volver nunca a ser los que fuimos.

Qué impresión darnos cuenta de que ellos sabían más de nosotros que nosotros mismos. Cuántas frustraciones en el camino de ser alguien para ellos. Cuántos cambios en nuestro cuerpo, en nuestra manera de movernos, de relacionarnos, de pensar… Qué aprendizaje de vida con estos compañeros. Qué maravilloso abrirse, dejarse mirar y guiar. Qué difícil hablar de caballos sin parecer un cuento.

Qué importante es para mí ofrecer una formación a los niños, para que conozcan a este animal en su naturaleza, sepan cuáles son sus necesidades y tengan la posibilidad de formarse en valores a la par de en equitación. Que sepan que los caballos no nacieron para ser montados, que aprendan a escuchar, que conozcan a los caballos y a ellos mismos. Que se planteen el porqué de las cosas, que estudien, que desarrollen su creatividad, que crezcan con ellos. Que se conviertan en las personas que quieren ser, en compañía de los que después de la frustración, hacen crecer nuestra autoestima y nos impulsan hacia delante. Que se superen día a día.

Los caballos no nos permitirán avanzar sin respeto. La única opinión que aquí tiene importancia es la que el caballo tenga de ti. No me interesa crear grandes jinetes técnicamente hablando, que también, pero sin duda mi objetivo es que todos los niños disfruten en la naturaleza y descubran lo que es querer a un caballo, y se descubran a sí mismos buscando su mejor versión. Absolutamente todos podemos aprender de y con los caballos, y en especial los niños, quienes con una formación con un enfoque pedagógico, crecerán tanto como jinetes, como personas.

Lorena Losada

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